16 septiembre 2017

Farishta

Farishta de Marc Pastor, quinta novela del universo literario que está creando el catalán. En este caso más central en lo que a los viajes en el tiempo se trata, pero no centrado en ellos, al menos da las reglas de los viajes en el tiempo en sus libros, y le da lógico, con lo que se tienen nuevas pistas para reinterpretar sus anteriores trabajos. En este caso se trata de un thriller centrado en la joven que da titulo al libro, una afganesa adoptada por militares rusos que acaba en un archipiélago de islas en el pacífico donde un grupo de parejas cuidan de sus hijos adoptados bajo el control de una misteriosa compañía rusa. Ahí empiezan a pasar cosas extrañas y ella a sospechar hasta que la trama se va complicando al introducir los elementos del viaje en el tiempo y la posibilidad de cambiar el destino. Es interesante como Pastor utiliza los elementos del canón de los viajes espaciotemporales ya establecido en la cultura popular para crear su historia sin tener que dar muchas más explicaciones sobre el hecho en sí, el lector de género a estas alturas de siglo ya tiene más que asumido mucho de como funciona el tema, y por lo tanto se puede utilizar de forma natural para crear historias con ese trasfondo. La novela está centrada en los años 90 del siglo pasado, y como le gusta a Pastor hay miles de referencias a la época, y guiños con los gustos del autor, referencias literarias, y mil juegos del estilo. Y luego esta el tema central del libro que es el de la paternidad y lo que la gente está dispuesta a hacer por tener hijos y por conservarlos. En definitiva literatura de género de calidad, entretenida de leer, con cierto nivel de complejidad si se quieren seguir todos los detalles del universo temporal que está construyendo Marc Pastor.

08 septiembre 2017

Procesando el proceso

Pues nada, que llevamos un lustro largo con el tema del Procés, la cosa larga, y parece que hemos llegado a otro punto de inflexión. La gente en las trincheras, dos bandos cada vez más radicalizados. Y un proceso del que cada vez se entienden menos cosas.

Y como todo el mundo, yo también tengo mi punto de vista.

1. No me entero de nada.
2. Se supone que estamos convocados a un referéndum el 1 de octubre. Conocido como 1-O, como un resultado de fútbol.
3. Pero no sabemos si habrá referéndum.
4. Si lo hay no sabemos si será un referéndum vinculante, una consulta, o otra paellada del procés.
5. Ay si sale sí, ay si sale no.
6. Ni idea de lo que puede pasar si sale el sí a la independencia. Nadie ha explicado nada serio, concreto, tranquilizador sobre el tema. Lo que más es que será una república paradisíaca donde nadaremos en las riquezas y en el bien social. Muy creíble todo. Muy sólido y bien argumentado.
7. Si sale el no las posibles represalias y consecuencias recentralizadoras de una España y una sola. Lo de grande ya tal. Y de lo de libre, pues...Dos tazas de la misma sopa, acojonan.
8. Pero esto si fuese en serio. Si solo es para seguir con el teatrillo político que se han montado estos años, pues se vota de otra forma, por tocar las narices.
9. Como la mayoría aquí lo que queremos es votar de una vez y acabar con el tema de marras sea lo que sea. Y a otra cosa.
10. Si no has escogido bando, y estás de un lado o otro, la has jodido bien. Los bandos están atrincherados o estás con ellos o contra ellos. Aquí solo hay blanco o negro.
11. Yo solo veo gris. Mucho gris. Y mi bando es el de 'yo qué sé'.
12. El bombardeo mediático va a ser insufrible. Pero de eso en fin, hace años que ya no escucho ningún tipo de radio que no sea musical, ni veo programas de la tele que no sea series o pelis on demand. Ni los telediarios por horarios.
13. Que si no jugasen con nuestras vidas, salud, educación, colegios, servicos. Si no fuese por los millones que regalan a bancos, sobres B, millones en Andorra, etc. etc. Todo esto era para mirarlo comiendo palomitas y unas risas.
14. Pero la cosa está más para estar cabreado que otra cosa.
15. En la calle no hay ningún tipo de emergencia. La vida sigue y la gente va a lo suyo, en general. Afortunadamente la realidad tertuliana es solo paralela y catódica.

Y así seguimos, que no veas, que si tal y cual. Tranquilos. Bueno dentro de lo tranquilos que podemos estar en un mundo donde el cambio climático provoca huracanes como nunca, pero a nadie le importa. Donde volvemos a tener una guerra nuclear amenazante como si nada. Siglo XXI entretenido vamos teniendo.

Alles klar.

04 septiembre 2017

Mash Craft Beer Festival


Pues nuevo festival cervecero en Barcelona, el fin de semana del 2 al 3 de septiembre en la Nau Bostik, y por allí nos pasamos un rato el sábado por la tarde, casi más por casualidad de recordar que se hacía otro evento cervecero cerca de casa que por tenerlo marcado en la agenda.

Una nueva alternativa las clásicas ferias cerveceras y quizás más cercano conceptualmente al Barcelona Beer Festival. En este caso organizado por dos cerveceras locales, Edge brewing y Garage y dos de fuera, la sueca Brewski y la noruega What's Brewing. Unos 42 productores invitados, con mayoría de productores foráneos, cada cervecera contaba con un mostrador con dos grifos proporcionado por la organización, donde se iban pinchando cervezas especiales en tres naves. Luego, fuera lo típico de estas ferias, las caravan food de turno y las zonas de sillas y mesas para relajarse con las catas y ambiente de Dj's en cada sala. En principio las cervezas que se pinchaban eran bastante especiales, como muestra distintiva de un festival en el que la entrada no era barata. Por la tarde del sábado no se notaron aglomeraciones y como de costumbre en los festivales de cerveza el ambiente era muy relajado. Una nueva propuesta cervecera en la ciudad que tiene muy buena pinta y que seguramente siga prosperando.

Pero hay que tener en cuenta que buscan un público muy concreto. Y eso se notaba en el ambiente, era curioso ver como prácticamente la mitad de los asistentes iban con camisetas de referencia cervecera, de micros, de festivales, de reivindicación de la cultura artesana. Es un evento que no está para nada dirigido al consumidor casual, es para expertos, para gente muy metida. Y uno se ha ido descolgando de la escena cervecera, por distintos motivos, y ya no me entero de mucho, ya digo que caí más o menos de casualidad en que se hacía el evento. Pero la primera sorpresa fueron los doce euros y medio de entrada. Muy cara, para poder entrar a un recinto donde luego tienes que pagar por las cervezas que tomes, en general 2 euros por rellenar la copa que te dan a la entrada, unos 10-15 cl. Tamaño más que adecuado para la cata de cervezas, pero que hace todavía más inflacionista el precio de la cerveza. La cerveza artesana del Mash no era barata, era cerveza para una élite dispuesta a pagar. Un festival que está organizado a medias con cerveceras nórdicas, ponen precios nórdicos, que quizás para el turista que se viene de fin de semana a Barcelona a probar cervezas y disfrutar de la ciudad con buenas temperaturas sea ideal. Pero ya digo, parece que no está pensado para el aficionado casual local. Ya me he quedado en otra liga. Y te quedas con la sensación de que se ha creado otra actividad para guiris.

Una de las camisetas que vimos por el festival cogía la simbología antifascista de las banderas negras con el tema cervecero, defiende al productor local. Cosa que me hizo gracia, y me hizo pensar en la paradoja que se crea entre ese concepto anticapitalista de producción artesana y local, que al fin y al cabo luego se propaga internacionalmente con el movimiento de las cervezas artesanas, y la realidad del capitalismo neoliberal que hace que ese producto local, independiente y alternativo tenga unos costes que lo hacen un producto exclusivo para las élites pudientes. Solo puedes ser alternativo si lo puedes pagar. En cambio el producto barato y popular, la cerveza común que parece el enemigo de los entendidos, ese producto que es asequible, y que no tiene que tener una calidad inferior, de hecho se beneficia de las ventajas de la producción masiva, está en manos de las grandes multinacionales, de las que todos en principio recelamos. Y aquí se crea un paradoja que hace difícil escapar del sistema el pequeño productor tiene un producto caro para las élites, y la base solo tiene acceso al producto masivo, que beneficia a las élites. No deja de ser curioso.

Pero volviendo al festival, la cerveza estaba bien, pudimos probar cosas curiosas, aunque no muchas, por presupuesto y porque por mucha cerveza que haya en un festival la salud y el sentido común dicen que tampoco vas a probar más de 4 o 5 cervezas, al menos conscientemente. Con lo que pagar una entrada tan alta parece que tampoco sale a cuenta, y uno que se ha quedado en aficionado cervecero de segunda o tercera, entrar en las apreciaciones estilísticas de los de primera división se me hace difícil.

Así que el Mash bien de organización y de contenidos, aunque faltaba la guía de las cervezas presentes. Más si tenemos en cuenta el precio de la entrada, que hace que la asistencia a este tipo de festivales no salga a cuenta a un consumidor casual moderado. Es para pensar en ello. Por otro lado contento que el panorama cervecero haya cambiado tanto en tan poco tiempo, pero una lástima que parece para sobrevivir sea un producto tan exclusivo.

De momento en la ciudad el evento favorito sigue siendo la Fira del Poblenou, con una entrada más moderada, un ambiente muy veraniego y una ubicación inmejorable.

Y ahora que el verano se ha acabado y empieza un nuevo curso voy a admitir que las cervezas que más he disfrutado bebiendo este verano, y han sido unas cuantas y bien variadas, han sido una Paulaner Münchner Hell y una Kapuziner Weissbier, ambas cervezas de marcas que pertenecen a grande empresas, ambas cervezas de un estilo clásico lejos de extremos y experimentaciones de vanguardia. Quizás por eso aunque disfrute de una IPA con frutas de la pasión me asuste que una lata pueda costar 60 euros. Y parece que la tendencia está entre lo excesivamente comercial y de super o lo extremadamente extremo, único, y exquisitamente caro. Y es una lástima, porque hay un camino en medio lleno de posibilidades. Pero parece que son tiempos de extremos.